domingo, 23 de noviembre de 2008

Historia de los susurros en el aula

En el primer año todos los cursos se habían conformado por gente que no se conocía entre ellos, cuando pasaron a segundo año el colegio tomó la iniciativa de juntar a dos cursos en uno y ahí se conformaron grupos que marcaban mucho sus diferencias unas aceptadas otras ni tanto.

Había un grupo que era el de los desordenados, el líder del grupo era “el Huaso” quizás por qué le dirían así, tal vez porque le gustaba mucho molestar a los demás integrantes del curso.
Estaban los “ñoños” un grupo de varones que estaba formado por 6 chicos que se sentaban en la parte trasera de la sala, si bien no eran estudiantes de altas notas ellos siempre llevaban trabajos que hacían referencia a la tecnología, los videos juegos y la informática y su vida giraba en torno a eso, razón por la que le denominan “ñoños” por otro lado estaban “los raritos”, niñas y niños que les gustaba la animación japonesa y dibujaban habitualmente en su croquera y se caracterizaban por su llamativa mochila con accesorios, este grupito se juntaba mucho con “los ñoños”, existían también los “comunistas de mier…” a los que se les asignaba peyorativamente esa tendencia política solamente porque eran buenos para reclamar cuando con algo no estaban de acuerdo y también existía el grupo de las “niñas pinturitas” donde estaban las niñas bonitas, de música cebolla y de vestuario coqueto y muy femenino.

Dentro del curso había una niña de ascendencia venezolana a la que la molestaban diciéndole “la peruana”. A esta chica no la querían mucho en el curso porque nunca coincidió con los estereotipos de los grupos de amigos; para los chicos de los “comunistas de mierd…” esta niña no tenía “conciencia social” era “ignorante” y escuchaba pésima música. Las “pinturitas” no la aceptaban porque “era diferente” y “caía mal” de presencia. Tampoco era querida por el grupo ñoño “porque caía mal y era tonta”. En el grupo de las “raritas” era más tolerada, sólo porque había una niña que se juntaba con ella, pero hasta cierto punto era tolerada porque esta niña extranjera siempre llamaba la atención por algo que no era de agrado para ningún integrante del curso.

Ella, según algunos, se comportaba de manera infantil y según otros de manera tonta, siempre se encargaba de llamar la atención de los ñoños con pésimos chistes, comportándose de manera violenta con los más desordenados, queriendo “ser más bonita” cosa que no lograba según las pinturitas y en el grupo de “las raritas” tampoco encajaba porque además de no conocer el gusto que se compartía en el conjunto se burlaba; debido a esto el curso completo molestaba a esta niña llamándola “peruana”, pero no la ofendían porque fuera de otra nacionalidad o por razones xenófobas, sino que todas las cosas que hacía para llamar la atención era molesto y desagradable, pero en fin la denominaban de esa forma para expresarle su desprecio.


La reacción de los ex-compañeros sigue siendo la misma aún ya muchos años de esto.

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